LA CANCIÓN DEL PARIA

"... y siempre voy vagando... y si algún día siente, mi espíritu, apagarse la fe que lo alumbró, sabré morir de angustia, más, sin doblar la frente, sabré matar mi alma... pero arrastrarla no" (O. Fernández Ríos)

martes, 9 de diciembre de 2025

"UNA CAUSA JUSTA, LA ÚNICA DIGNA DE QUE SE LE CONSAGRE LA VIDA" - LUIS TUYA


“UNA CAUSA JUSTA, LA ÚNICA DIGNA DE QUE SE LE CONSAGRE LA VIDA” - LUIS TUYA

Nota publicada en Diario "Crónicas" de Soriano, Uruguay, el 9 diciembre 2025

LUIS TUYA
El Diario “Crítica” de Buenos Aires publicó el domingo 11 de octubre de 1936 un artículo relacionado a Luis Tuya, nuestro aviador sorianense abatido en la Guerra Civil Española. Lo hizo una vez que Luis llegara a España, como manteniendo un secreto.
Titula la nota: “Un piloto uruguayo que combatió tres años en el Chaco luchará con el pueblo español”. Agrega: “Desde Barcelona ha enviado saludos para Crítica”.
“Luis Tuya, que no pudo ganarse la vida con su profesión, en la paz, defiende la democracia en la guerra”.
“Un telegrama procedente de Barcelona, dirigido a la gente de Crítica, nos comunica una noticia particularmente grata. Ha llegado a ese puerto español, procedente de Buenos Aires, el piloto uruguayo Luis Tuya. Para esta casa la noticia es un motivo de verdadera satisfacción. Luis Tuya, experimentado piloto de guerra, hombre de impulsos generosos, profesante entusiasta de una firme ideología democrática y de una simpatía verdadera para la causa de los trabajadores, se trasladó a España, para incorporarse a las milicias del Frente Popular”.
El diario detalla a Tuya como “piloto aviador con más de novecientas horas de vuelo” y que “decidió, movido por un explicable impulso de su innata generosidad, trasladarse inmediatamente al Paraguay, para ofrecer al gobierno de ese país sus servicios profesionales… durante tres años Luis Tuya permaneció, casi sin interrupciones, en la zona de guerra, volando en los aparatos paraguayos, en servicios de observación y de bombardeo, por espacio de varias centenares de horas”.
Luego viene una parte donde el periodista (la nota no tiene firma) traslada lo que serían conversaciones con el piloto.
PILOTO COMERCIAL
“Luis Tuya nos confesó que, aunque en realidad no amaba la guerra, consideraba que nadie tenía el derecho a sustraerse a ella cuando se podía ser positivamente útil en la defensa de una causa verdaderamente justa. En lo que se refiere a su especialidad nos manifestó que le hubiera gustado ser piloto de una línea comercial permanente, es decir, ser útil a la sociedad en el ejercicio de una actividad de paz. Pero que, desgraciadamente, los tiempos actuales no permiten tales felicidades. De un lado, nos dijo, está la democracia, el movimiento obrero, los heroicos partidos del proletariado, decididos a defender con la vida y sin mirar en sacrificios, la causa de la dignidad humana, la causa eterna de la justicia. Del otro lado está el fascismo con el ejemplo sombrío de su aplastamiento de las clases trabajadoras, con su persecución del pensamiento y de los hombres libres, con su terrible amenaza para el edificio tan penosamente edificado de la civilización, con su defensa a sangre y fuego de los más odiosos privilegios. ¿Puede uno quedarse indiferente ante esta terrible disyuntiva histórica?”
“SOY, ADEMÁS DE PILOTO, UN BUEN AMETRALLADOR”
“Yo tengo una profesión, poseo una habilidad, una técnica de positiva utilidad en la guerra. No me siento con derecho a sustraerme a la terrible contienda. Soy, además de piloto y observador, un buen ametrallador, probado. Lo digo sin jactancia pero con seguridad. ¿Iba a quedarme con mi habilidad, con mi experiencia de guerra, con toda mi capacidad de lucha en Buenos Aires, gozando de la paz, mientras en España mueren a miles los trabajadores por una causa que y considero la única justa, la única digna de que se le consagre la vida?”.
HOMBRE SERENO Y DECIDIDO
“Cuando Luis Tuya, deseoso de que se le facilitara el viaje a España para ponerse a las órdenes de la República en lucha contra el fascismo, se puso en contacto con la gente de Crítica, lo que más nos impresionó favorablemente fue su aire de decisión y su modesta serenidad. Luis Tuya produce la impresión, al que lo ve por primera vez, de un hombre sin nervios, dueño de si mismo en cualquier contingencia.
Usted, le decimos, es un hombre sereno. “Sí, nos contesta, soy un hombre sereno. No pierdo la cabeza con facilidad”. Tal vez en esta serenidad imperturbable, a prueba de toda sorpresa, radique la causa de su efectividad como combatiente”.
UNA TARJETA DESDE RÍO DE JANEIRO
“Por razones que el lector comprenderá fácilmente damos recién ahora, que ha llegado a Barcelona, la noticia del envío del piloto a España. Desde Río de Janeiro nos envió una tarjeta representando la famosa bahía, un saludo concebido en estos términos y dirigido a uno de los redactores de Crítica: “querido amigo: que ésta sea la portadora de mis saludos. Quiero, también, que los haga extensivos a todo el personal del diario (en especial a Barrera) y, además, puede usted expresarles que el que estas líneas escribe ha de saber portarse a la altura de la misión que se le ha confiado, por honor, por compañerismo y por ser un leal defensor de la gran causa antifascista de los trabajadores”.
Así redactó “Crítica” esta nota, un diario de clara tendencia. Eso puede motivar la duda de las palabras de Luis en su transcripción. Si fue realmente una entrevista o un recuerdo de conversaciones, tal cual dice el cronista. La transcripción de la tarjeta enviada desde Río debería ser auténtica.
Dice Pedro Troche en “Alma de pájaro”: “Apolinario Barrera era un hombre de acción, un anarquista que se desempeñaba como intendente del diario Crítica… con la ayuda de los Guillot Muñoz, Córdova Iturburu, Barrera y con el dinero reunido por obreros gráficos anarquistas Luis pudo adquirir su pasaje para embarcarse rumbo a España”.
La figura de Luis Tuya trasciende cualquier etiqueta. Logró con su nobleza de vida el afecto de todo el mundo. En nuestras investigaciones no aparece, hasta ahora por lo menos, su adhesión a sector político alguno. Quisiéramos que fuera así porque su historia es de todos. A Luis se le etiqueta a veces en su participación en España, en una guerra con claros enfrentamientos ideológicos. Luis fue a defender al gobierno español que había sido elegido democráticamente. Cuando Luis fue a defender a Paraguay no hubo ninguna etiqueta hacia el héroe sorianense. Que Luis siga siendo de todos.
Imagen: diciembre 2021, segunda etapa de búsqueda del cuerpo de Luis en Teruel, la arqueóloga Alejandra Linares dirigiendo al ex Alcalde de Celadas Antonio Andrés quien manejaba la excavadora.








 

miércoles, 26 de noviembre de 2025

HISTORIAS DE VILLA SORIANO


HISTORIAS DE VILLA SORIANO

Publicada en Diario "Crónicas" de Soriano, Uruguay, el 25.11.2025


El padrón de Villa Soriano del año 1834 nos deja constancia de la familia Marfetán-Mendoza. Juan Marfetán de 49 años, Fructuosa Mendoza de 30. Hijos: Fructuoso 12, Simón 8, Nicolás 4, Isidoro 3, Isidora ? 16, Gregoria 14, Bisenta 10, Cirila 1. Tienen un esclavo: Luis de 50 años. “En el Pueblo tiene un sitio con 200 de frente y 100 de fondo y en él una Casa de Azotea q.e fue valorada en 2000, Capital en jiro 400”. “Valor de una … con seis mulas: 450” y el esclavo en 200. Su capital: 3050. Puede llamar la atención las edades de los hijos o en su defecto la juventud de la madre.

ISLA DEL VIZCAÍNO

En el mismo padrón figuran quienes habitaban la isla: Carlos Mvansan 40 (hacendado), Petrona Flores 73, Lorenza Flores 50, Petrona Galeano Flores 13, María Mercedes Gómez 60, Juan Antonio Reyes 40, Romana Ferreyra, Francisco Saldaña 34, Manuela Gerónima Rey 38, Atanasildo 8, Felipe 11, Irila 11, Rosario 7, Francisca 6, Carolina 2, Romana 4m (todos estos últimos de apellido Saldaña Rey), Juan José (sin apellido) 30 (hacendado), Rafaela Mayor 24.

EL ÁGUILA

También quienes habitaban El Águila: Cayetana Caballero 37 (viuda de Mariano Viera), hijos: José Presentado 9, Juan 5, María 12, Rafaela 1 Dos NN (peones)

Lucía Rodríguez de Viena 40 (dice “ 6 hijos”, sin más detalle)

CRECIENTES DE LOS RÍOS URUGUAY Y NEGRO – COMISIÓN DE SOCORRO

Crecientes del río nos hablan de la Comisión de Socorro que ayudaba en la manutención para Manuel González, 48 años, casado, “para seis criaturas que componen mi familia y también la cantidad de diez pesos en efectivo para con ellos remediar los perjuicios que he recibido en la reciente inundación”, año 1887.

En los archivos que tiene la Junta Local de Villa Soriano aparece otro pedido de ayuda, dirigido al Sr. Marfetán, “la portadora de la presente es la señora desgraciada que perdio el esposo y el hijo de los ahogados en Mercedes que yo remiti detalles… a bordo del vapor... en viaje del Yaguari asta Soriano espero que hara cuanto puede por dicha señora. Mercedes, julio 26 1888”.

Estefanía Rodríguez pierde a su esposo e hijo “en trabajos de monte en la ysla denominada de las Cañas fueron sorprendidos por la inundación del Río Negro… y perecieron ambos ahogados… me encuentro reducida a la mas estrema pobreza y miseria, sin contar con los recursos indispensables para atender a las primeras necesidades de la vida … cinco criaturas y de una anciana madre postrada en una cama”.

El italiano Pascual Barzotti de 60 años, viudo, declaró que “encontrandose establecido con su familia en el campo … a la Sociedad Pastoril denominada Curupí ocupada en el trabajo de carbón y leña… sorprendido por las inundaciones de las aguas del Uruguay, arrebatándome todo mi trabajo personal, representado en un horno… para mayor desgracia la irreparable perdida de dos hijos ahogados quedandoseme tres hijos de menor edad y la viuda de uno de mis hijos fallecidos con cuatro criaturas, todos en la miseria y a mi cargo. Soriano, julio 25 de 1887”. Se le otorgaron cien pesos y la manutención para varios días.

LAS MAULAS-BARÓN DE MAUÁ

En 1883 aparece “el Teniente Alcalde que suscribe certifica que, una criatura de sexo masculino hijo de Laura Mendez que nació en el dia de hoy en el domicilio de Dn Elias, situado en las Maulas, campo del Señor Baron de Mauá, falleció a la hora de haber nacido. Bernardino Vique, Juez de Paz”.

AVESTRUZ MATADA

En 1892 se le abre sumario a Luis Marotti “quien había voleado un avestruz degollándolo enseguida, el cual no tuvo tiempo de carnear por haber llegado en ese momento la comisión nombrada”, la nota iba dirigida a Jefe Político y de Policía Dr Saturnino A. Camp. Fechada el 9 de setiembre dejando constancia que Marotti fue sorprendido por el Sargento Alfredo Ríos y el G.C. Celestino Ferreyra mientras recorrían campos pertenecientes a la estancia “La media agua”.

Fuentes: Padrón de Soriano y Archivos Junta Local de Villa Soriano






 

domingo, 23 de noviembre de 2025

LUIS TUYA - "LA ÚNICA CAUSA JUSTA Y DIGNA DE QUE SE LE CONSAGRE LA VIDA"


“Yo tengo una profesión, poseo una habilidad, una técnica de positiva utilidad en la guerra. No me siento con derecho a sustraerme a la terrible contienda. Soy, además de piloto y observador, un buen ametrallador, probado. Lo digo sin jactancia pero con seguridad. ¿Iba a quedarme con mi habilidad, con mi experiencia de guerra, con toda mi capacidad de lucha, en Buenos Aires, gozando de la paz, mientras en España mueren a miles los trabajadores por una causa que considero la única justa, la única digna de que se le consagre la vida?” - Luis Tuya, Diario "Crítica" de Buenos Aires, octubre 1936.


 

martes, 18 de noviembre de 2025

LA CALIDEZ DE UN HOGAR ITALIANO

LA CALIDEZ DE UN HOGAR ITALIANO

Podría escribir sobre Sicilia, el Etna y Francavilla, pueblo origen de mi familia. El cruce del estrecho, Taormina y los eternos pueblos como balcón en la montaña cual mágica postal. Pero más quiero escribir sobre Fioretta, que nos abrió la puerta de su casa y nos regaló confianza y cariño, más allá de su exquisita comida casera basada en su propia huerta familiar, en su antigua cocina que es una reliquia, en las piletas donde elaborar vino y en esos bocadillos hechos con la flor del “zucchini” que ella misma planta y cuida.

Un día Enza apareció en la vida de Fabricia y Julio que se habían conocido en Sant Ángelo le Fratte, lugar donde fueron a tramitar la ciudadanía. Ese encuentro motivó hallar un hogar, calor familiar en tierra querida pero también desconocida y sin conocidos. Enza los abrazó con su familia, sus mensajes diarios de aliento y una cena en casa de su madre Fioretta en una terraza con paisaje en los Apeninos, junto a Giuseppe, para hablar de todo, de la italianidad, las ideas, la migración en los dos sentidos, Garibaldi, el Nápoles futbolero, Morricone, la religión y alguna tarantela que se bailó.

Fioretta me enseña su huerto, toma una azada y descubre papas, nos enseña el zucchini, la leña que espera por el invierno, las pastas caseras para el mediodía, la casa de su vida llena de recuerdos y esa niña vecina que cuida y abraza recién llegada del hospital. Quiere regalarnos salsa de tomate casera y nos habla en italiano con acento lucano.

Hoy también podría escribir sobre Pompeya y lo maravilloso de caminarla, transportarse en el tiempo y en el horror de un Vesubio implacable. En esas calles de hace dos mil años, en el teatro, plaza, ruinas de los comercios, casas nobles y cuerpos eternizados que se exhiben. Pero no quiero, tampoco puedo porque no encontraré palabras que puedan transmitir lo que se siente.

Una tarde Fioretta nos lee algunas poesías que escribió su nieto cuando era un niño. Mirando de reojo por si llegaba Mario y con los ojos iluminados de orgullo por aquel niño que hoy joven es un profesor que da conferencias en diversas universidades. Lo hace en italiano, en español, inglés o también en francés pues culminó sus estudios en La Sorbona de París.

Podría despedirme de estas cartas italianas intentando contar la belleza de la costa amalfitana. Tampoco sé cómo hacerlo. Es demasiada hermosura, demasiado paisaje, se llena uno los ojos y el sentimiento. Es cosa para poetas de preciosos sueños delirantes o pintores de exquisita sensibilidad.

Mario nos muestra fotos cuando estuvo en Montevideo viendo a Peñarol, de sus otros viajes latinoamericanos o nos enseña historia italiana. Lo hace a través de una inteligencia privilegiada custodiada por la sencillez de su persona, de su saber estar.

Ci vediamo Italia, la bella, la histórica, cuna del arte. Quizás nos volvamos a refugiar en los Apeninos para que sigan brotando historias.

Los viajes son fotos a guardar y enseñar, lugares donde estuvimos, vivencias, sueños cumplidos y también lo inesperado. Un viaje es demasiado bonito cuando encuentras un hogar, calidez y una torta de cumpleaños siempre casera que te ilumina.

A veces te encuentras personas que no saben que te llevaron cincuenta años atrás sin decirte cosas. Fioretta no sabía que mientras me enseñaba su huerto yo volvía a estar en otro huerto, el de Ema, lleno de frutillas, durazneros, lechugas, ciruelos y nietos. Con el mismo amor con que Fioretta lee poesías de Mario.

Viajar es belleza. Encontrar el cariño de un hogar es ese refugio necesario que te abraza y se convierte en el corazón de un viaje.

Que hayan valido estas cartas italianas en el homenaje a aquellas familias que llegaron a Mercedes para darle vitalidad, trabajo, esfuerzo colectivo, arte, sensibilidad y un legado grandioso heredado hoy por sus descendientes.

Que valga para valorar la memoria que mantienen hoy los pueblos italianos, sobre todo los pequeños pueblos de montaña. Que valga para agradecer el gesto de una familia italiana que recibe a los nuevos emigrantes con cariño exquisito. Ese traslado de amor es la belleza suprema de la memoria italiana.










 

martes, 11 de noviembre de 2025

EL PUEBLO DE PASSANNANTE


 EL PUEBLO DE PASSANNANTE

Publicada en Diario "Crónicas" de Mercedes, Soriano, Uruguay, el 11.11.25

Savoia di Lucania fue el pueblo elegido aquella mañana para visitar, colgado en la montaña, también en la Basilicata. Un trayecto corto nos llevó a una parte alta. Similar a otros en el estilo de sus calles, casas, edificios antiguos, una plaza y algunos feriantes, un sol generador de un calor abrasador. Antes el pueblo se llamaba Salvia. En estos días hay vecinos que quieren recuperar este original, cambiado en el siglo XIX por consecuencia de un atentado al rey.
En una de sus plazas céntricas pero pequeñas el recuerdo, como en casi todos los pueblos, de los mártires locales de las guerras. Parroquianos sin prisa, un juego cual lotería, por las dudas, pero sin suerte.
De pronto un mural enorme en la pared, una escena de alguien atacando un carruaje real y era Passannante, el anarquista. Lo supe después. Calles estrechas, ventanas o puertas con flores, subidas en piedra y un Museo.
El fascio y la anarquía estaba juntas en el Museo de Savoia. Había alguna sala dedicada a otra cosa, como la evolución de la fotografía o un cine incipiente pero lo sorprendente era Mussolini y Passannante, sí, el del mural, el mismo que también estaba en la camiseta del funcionario que atendía.
Periódicos de época, fotos, carteles con la cara de Benito, monedas o medallas, unas tres salas recordaban la época del fascio con algún periódico que también anunciaba su caída.
Otras salas con Passannante, el cocinero que intentó matar al rey y no lo consiguió y el tiempo lo transformó en un hombre a recordar por los habitantes de su pueblo natal.
Una de las salas nos ofrecía un video tan grande como las paredes, historiando a Giovanni. Passannante había colgado unos carteles de Mazzini y Garibaldi cuando fue detenido la primera vez. Al salir comenzó a trabajar de cocinero hasta que se le ocurrió atacar a Humberto I, el entonces rey, en Nápoles. Detenido, encarcelado de por vida, terminó loco y a su muerte fue decapitado con el motivo de estudiar su cerebro.
Uno se pregunta si los vecinos lograrán volver a darle al pueblo el nombre primero de Salvia. ¿Cómo quisieran intentarlo? Por lo pronto el Museo se llama “Salviano” y en la actual temporada de fútbol un equipo local tiene en su camiseta la imagen de Passannante. Hay cosas que sólo se ven en Italia, pensaba yo, alejándome del museo mientras una enorme figura de Passannante, pintada en una pared, se aparece en una calle más comercial.
Mussolini y Passannante, tan distantes en pensamiento, compartiendo museo en un pueblo que tiene como héroe al anarquista. ¿Qué autoridad municipal ideó crear un museo semejante? Me dijeron que un coleccionista de apellido Vernotico donó su colección del fascio y de allí al museo.
La cabeza se me quedó pensativa siempre en el largo recorrido que hice del museo que me llevaba a una manifestación del fascio como al recuerdo de Giovanni. Nunca me había encontrado en un museo con dos temas específicos tan antagónicos compartiendo salas. Pensé que necesitaba sentarme para calmar la cabeza y así también combatir el calor del sol y del cerebro con algún refresco. Caminaba por Savoia y pregunté a un señor por un sitio. Me mandó a la Plaza “Plebiscito”, al “Bar Passannante”.



martes, 4 de noviembre de 2025

SORIANO, CALABRIA Y SU SANTO DOMINGO


SORIANO, CALABRIA Y SU SANTO DOMINGO

Publicada en Diario "Crónicas" de Mercedes, Soriano, Uruguay, el 4 de noviembre 2025

Haciendo ruta me desvié de la principal buscando Soriano, Vibo Valentia, Calabria, la Italia del sur. Soriano es un bonito pueblo, con su calle principal que muestra el corazón del mismo, que nos lleva al Ayuntamiento y claro, a la iglesia de Santo Domingo.
Intento hacerme entender con un par de abuelos italianos que, sentados en la vereda, disfrutaban del cálido sol, viendo algo más allá las mesas de algún bar y unos parroquianos jugando a las cartas. Les pregunté sobre la iglesia de Santo Domingo, para confirmar. Hablamos que yo también era de Soriano y me entendieron. Es más, uno de ellos me dijo que él sabía del Soriano uruguayo y me mandaron subir unos escalones, que la iglesia era esa sí, tan cerquita.
Una voz de mujer sonaba clara y las otras personas sentadas espaciosamente en la iglesia respondían a coro. Comandando la situación, presidiendo la iglesia, mirando a sus fieles, estaba Santo Domingo, el mismo de siempre, la imagen natural eterna de ese Domenico que dio nombre en el Soriano uruguayo al pueblo indio primero del país.
Anduve con curiosidad viendo las paredes de la iglesia, edificio muy bello, grande y que desprendió una energía que sentí. Las fieles, porque eran todas mujeres, seguían con su prédica en coro solemne y dejé escrito un mensaje en el libro de visitas de la iglesia.
Volví mis pasos al viejo edificio del Ayuntamiento que, tras unas rejas, te ofrece la imagen de Sorianello, más arriba, altivamente. Una de esas imágenes que son fotos obligadas de un paseante. Una de esas postales que siempre vi en mi casa y que ilustran alguna página del libro de mi padre, el de “los indios mansos” y ahora la estaba viendo en persona. Vivía intensamente el momento.
Confirmo que heredé la emocionalidad que vino en segunda o tercera clase de los barcos. Siempre fue uno de mis propósitos visitar Soriano, el pequeño pueblo origen de mi gentilicio, nada menos. El nombre a nuestra patria chica.
“Al amanecer venceré”, asegura el aria. Atravesé Calabria de ida y vuelta porque mi deseo era cruzar a Sicilia. Te digo que vi una Calabria con buenas rutas, paisajes hermosos, campos bien cuidados, buena señalización, muchos túneles para atravesar montaña y a veces, mientras pasaba por uno de ellos veía una ventana al sol, salida del túnel, que te sorprendía con un paisaje de mar y verde que sólo puedes vivirlo, intenta imaginar, yo no sé cómo contártelo. Como si sonara el pedido en Turandot para la victoria del amor. Un momento vale la pena todo un viaje.
Después te sigo contando, para que Nadie Duerma, que sigue sonando en esa visión eterna de ventana al mar y sol. ¿Qué hiciste Giácomo? 





                                             


 

martes, 28 de octubre de 2025

CI VEDIAMO TRECCHINA

 

                       CI VEDIAMO TRECCHINA

Publicada en Diario Crónicas de Soriano, Uruguay, el 28.10.25

Trecchina está en la Basilicata. Un pueblo pequeño, rodeado de valle y montaña, desprendió una preciosa energía apenas entré en él. En el Ayuntamiento unas vecinas esperaban que abriera y me animé a entrar en diálogo. Pregunté por el apellido Maimone y una de ellas me hizo acompañarla hasta un supermercado donde trabajaba un señor también llamado así pero nos dijo que tuvo familiares emigrantes pero a Brasil, más no a Uruguay.
En la iglesia de Trecchina una placa en la pared recuerda, entre otros, al Arcipreste Biagio Marotta y caminando más allá una calle llamada Michele Marotta y me entero que fue un profesor y político nacido allí. En la placa de la plaza que recuerda a los caídos en la II Guerra Mundial aparece Francesco Marotta. Me ayudaron a comprender el por qué el bisabuelo Giuseppe se vino desde Sicilia hasta Trecchina. Efecto llamada de algún familiar, seguro. Para conocer el amor.

“Aquí donde brilla el mar, y sopla fuerte el viento… un hombre abraza a una muchacha, después de que había llorado. Luego se aclara la garganta, y recomienza el canto...”

La funcionaria que nos atendió en el Ayuntamiento me pidió volver a las 10 y a esa hora nos atendió Alessandro y hablamos. Me pidió volver a las 11. Me corrigió algunos datos de mi genealogía familiar, algún dato nuevo y me dijo que había ubicado la casa donde vivieron los bisabuelos. Yo sólo sabía que era la calle San Martino, nada más. “Te acompaño”, me dijo Alessandro, muy seguro del dato conseguido.

“Vio las luces en medio del mar, pensó en las noches allí en América. Pero eran sólo las luces de los barcos y la blanca estela de una hélice. Sintió el dolor en la música y se levantó del piano… miró a los ojos a la muchacha, aquellos ojos verdes como el mar...”

La plaza céntrica de Trecchina está bien cuidada, tiene mesas de cafés que están enfrente y algún restaurante también. Nos encontramos con un muchacho colombiano inmigrante y con Geppina, maestra italiana que trabajó en España e Irlanda y fue voluntaria en Perú, que se prestaron al diálogo que fue muy provechoso, el abuelo Francesco de 92 años cantando lírica y que luego nos saludó. Preguntamos qué poder visitar en Trecchina y cómo ir a Maratea, una playa un poco distante.
“Es aquí”, me dijo Alessandro y le di un abrazo por su generosidad. Estaba viviendo ese sueño que muchos tienen, estar en el pueblo y casa de los antepasados (imagen). “La casa ha sido reconstruida, hubo un terremoto” decía Alessandro mientras uno imaginaba en el tiempo escenas cotidianas. De esa puerta que estaba viendo salieron un día de 1896 mis bisabuelos Giuseppe y Teresa, con dos hijos, Antonino y Giácomo Santiago, embarazada ella, con pasaportes expedidos en Lagonegro, buscando un barco que los alejaría para siempre.
Salió de esa misma puerta una mujer y al apreciar nuestra curiosidad le explicamos, lo comprendió con una sonrisa y unas palabras y se fue.

“Pero dos ojos que te miran, tan cerca y auténticos, te hacen olvidar las palabras, confunden los pensamientos. Entonces todo se vuelve pequeño, incluso las noches allí en América...”

No encontré más rastros en Trecchina de los apellidos Marotta y Maimone. Pero allí siguen estando los documentos en el Ayuntamiento y hasta fallecimientos familiares ocurridos en Uruguay. Los descendientes que hemos buscado la nacionalidad sabíamos que se necesitaba que el abuelo no se hubiera nacionalizado uruguayo. Condición requerida, supongo que se mantiene. El mío, como el de tantos, seguramente fue un agradecido de Soriano, de Uruguay, pero estoy seguro que sentía que sólo tenía una patria. Esa que nunca volvió a ver. Y lo entiendo. Esa puerta que no volvió a abrir. El abrazo que nunca volvería a dar a sus padres. ¿Cómo se despide uno así?

“Te das la vuelta y ves tu vida, como la blanca estela de una hélice. Pero sí, es la vida que se termina. Sin embargo él no pensó tanto en eso. Al contrario, ya se sentía feliz, y recomenzó su canto”.
Pero cómo lo más bello es lo sentimental puedo decirte que sí encontré en Trecchina mucho más de lo que pensaba, lo de aquello esencial e invisible. Un pueblo rodeado de naturaleza, de aire puro, pleno de energía. Que me conectó con Mercedes, con una casa de la vieja calle “San José” y una vieja zapatería que forjaron los hermanos Giuseppe y Gaetano.
El día terminó en Maratea, una playa de arena casi negra, en el Tirreno Mediterráneo, hermosa y refrescante en el atardecer de un día hacía tiempo buscado. Los viajes siempre deben tener un motivo.

“Te voglio bene assai. Ma tanto, tanto bene, sai…”

Nos vemos, Trecchina. Sirva para homenajear a todos aquellos italianos que otorgaron a Mercedes un legado enorme, en especial a los italianos de los pueblos de montaña del sur y de la Basilicata en particular.
El abuelo Francesco, sombrero elegante, seguía cantando en la plaza de Trecchina la poesía de Lucio Dalla. Se giró en mirada cómplice. “Caruso”, me dijo. Y se fue.